Autorretrato
Guillermo Jiménez Sáenz (1922-1988)
Autorretrato
1964
Óleo sobre masonite
Museo de Arte Costarricense
Donación Rodolfo Jiménez Escalante, 2018
Fotografía: Rafael Venegas Arias 2017
2018 - Exposición Nuevas Adquisiciones: 2016-2018 - Museo de Arte Costarricense
Esta obra fue restaurada por el Museo de Arte Costarricense en 2018 por motivo de la exposición Nuevas Adquisiciones: 2016-2018.
Este autorretrato se representa la efigie del artista a la edad de 42 años, en el que aparece un hombre en perfil de tres cuartos con la mirada fija en el horizonte hacia un punto fuera del cuadro. El personaje está vestido con camisa blanca de botones, con dos ojales desabrochados, lo que genera que el cuello de la camisa se abra, y un suéter de cuello en “v” que le llega a la altura del pecho. El hombre tiene cabello corto y bigote pero no barba, aunque evidencia rastros de vello facial marcados por una sombra gris a la altura de la oreja.
La obra es una combinación de rasgos naturalistas en el tratamiento de la cabeza y cuello, pero también una geometrización del fondo y la parte frontal del pecho y los hombros. Las líneas rectas del fondo se unen con las del pecho, por lo que genera una composición plana, en la que la cabeza parece estar en un primer plano en comparación con el resto del cuerpo y en relación con el fondo. Debido a la división de la superficie pictórica en figuras ortogonales y el manejo de luces y sombras, da la impresión de que la obra está pegada en cuadros al obsérvala de frente, lo cual no se hace evidente en las reproducciones. Gracias al acabado grueso del soporte (masonite) se genera una textura granulosa en la capa pictórica.
Esta obra tiene una fuerte relación con otra realizada por el mismo artista cuatro años antes titulada Negra con frutas [vendedora en Río Branco] de la colección del Museo de Arte Costarricense, en la cual el tratamiento de la superficies y de la composición es muy similar y evidencian una intención por parte del artista. Ambas comparten una paleta similar, utilizando colores tierra, negro, celeste grisáceo y verde oscuro.
Con esta obra se reafirma la calidad artística de Guillermo Jiménez Sáenz, y es un importante documento histórico que permite estudiar su manejo de la figura humana, el interés por la geometrización y es un testimonio de la visión del propio artista sobre su imagen. Además es una obra que, aunque no es abstracta, tiene rasgos estilísticos importantes de dan evidencia el momento histórico de su creación, en fechas cercanas al auge del arte abstracto y el interés por la no figuración y la geometría que surge en la Costa Rica de finales de los años 1950’s.
Rafael Venegas, 2018